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4º domingo de Pascua: Ser capaces de correr riesgos, para dar vida en abundancia. Comentario personal

 4º domingo de pascua

Lect.: Hechos 4:8-12; I Juan 3:1-2; Juan 10:11-18



  1. En el habla cotidiana, sobre todo de algunas personas, abundan los dichos o refranes y las comparaciones. Es una forma de comunicación que nos toca rápidamente. Pero sabemos bien que, para entendernos, no se pueden tomar de manera literal ni cambiarles  el sentido. (Solo en broma, como en el programa humorístico de Chespirito el protagonista alteraba el dicho, para hacer reír).  Por eso, no nos extraña que desde  culturas antiguas esta forma de lenguaje se utilizara, sobre todo, para referirse a realidades espirituales. Jesús hereda y utiliza muchas de las comparaciones de las tradiciones de su pueblo recogidas en los libros de la Biblia, en particular al referirse al “innombrable”, al Dios en quien creían. Para la Escritura, Dios es el Padre, la roca, el Pastor…  En particular, a la luz de la Pascua, este calificativo de “pastor” retomado para aplicarlo a Jesús es elocuente, transmite rasgos fuertes que ayudan no solo a entender  la misión de Jesús, sino también a interpretar el sentido de enunciados de fe que, con demasiada frecuencia, a lo largo de siglos han sido distorsionados, consciente o inconscientemente, influidos por creencias de religiones paganas.
  2. En un ambiente campesino y pastoril, la imagen del pastor evoca, en especial, dos rasgos: el del vínculo que une a Dios con las ovejas, para conducirlas, orientarlas,  adonde puedan conseguir buena vida y abundante. Y no para explotarlas, vivir de ellas en una relación de dominación. Y el otro rasgo, el de la protección que les dará ante amenazas y peligros. Quizás la que ha experimentado mayores alteraciones en la vida de la Iglesia, es esta afirmación de que el pastor bueno “da su vida por las ovejas” y, para no extendernos, nos vamos a limitar a este punto. Por una traducción posible pero discutible, suele citarse como “el pastor bueno da su vida por sus ovejas”.  Pero creo que satisface más al sentido de este texto y del contexto del evangelio de Juan, traducirlo como lo han hecho analistas críticos del texto: ·El pastor bueno, “expone o arriesga su vida ante el peligro que amenaza a las ovejas”.  Si el pastor se entregara a la muerte, las ovejas quedarían como presa fácil del lobo u otro peligro. En cambio, el sentido de proteger a las ovejas al extremo, enfrentando lo que puede matarlas, significa su capacidad de arriesgar su propia vida hasta el límite para cumplir con su tarea de pastor. Este es el pastor “bueno”, es decir, el que hace lo que tiene que hacer, que responde plenamente a su función.
  3. Sin demasiado esfuerzo, creo, que podemos ver las diferentes consecuencias que pueden tener una u otra traducción en nuestra fe y en nuestra espiritualidad cristiana. (Ver las notas aclaratorias para una explicación más detallada). Pensar que la vocación de Cristo era entregarse a la muerte para salvarnos, —o que Jesús es enviado a la muerte por el Padre,— nos lleva por líneas muy complicadas de interpretación teológica y muy difíciles de aceptar para un gran número de creyentes. Entre otras cosas estaría introduciendo la idea de utilizar un mal (buscar la muerte) para obtener un bien (la salvación del pueblo). En cambio, la cualidad de buscar la vida y la vida en abundancia (Jn 10: 10   ) para todos y para sí mismo, aun a costa de enfrentar los más grandes riesgos, caracteriza mejor el talante extraordinario del Hijo del Hombre,  ese ser humano plenamente realizado, que transparenta el amor creador del Padre.  Nos marca, de esta manera, el camino de nuestra propia espiritualidad cristiana en una sociedad en la que quienes se comprometen por defender la vida y los derechos de los excluidos y las minorías, y del planeta como un todo, quedan expuestos a la violencia egoísta de quienes no quieren perder su privilegiada apropiación de riquezas.Ω

Comentarios

  1. Profunda e importante diferencia. Gracias por hacerla evidente!

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