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20º domingo t.o.: Valores y necesidades humanas por encima de prejuicios religiosos y muros nacionalistas

Lect.: Is 56, 1. 6-7; Rom 11, 13-15. 29-32; Mt 15, 21-28


  1. Cuando Jesús pone oídos sordos a la mujer que viene gritando detrás de él pidiéndole compasión, y cuando, finalmente, le pone atención pero le niega ayuda diciéndole una dura frase, “«No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos», se nos muestra una imagen desconcertante del Maestro de Nazaret. Sin embargo, el episodio recogido por Mateo, tiene un enorme doble valor: primero, el de mostrar con bastante crudeza hasta que punto Jesús era hijo y producto de su pueblo, de su grupo étnico, y refleja los prejuicios y animadversiones tradicionales de los judíos con respecto a los otros pueblos cananeos, en medio de los cuales se había desarrollado el grupo de los hebreos. Para estos, sus miembros eran una familia, eran “hijos”, mientras que los otros grupos cananeos eran “perros”. No hay que olvidar que los israelitas habían sido formados religiosamente para creer que toda la tierra de Canaán les pertenecía como “tierra prometida por Yavé - Dios, y que incluso estaban llamados por Él a exterminar a los demás habitantes de esa tierra que representaran un obstáculo para el dominio de Israel. 
  2. Sin embargo, junto a la marca de esa exclusión nacionalista, Mateo quiere mostrar también la capacidad que tenía Jesús de aprender, de cambiar, de sensibilizarse ante el dolor ajeno, y de reconocer los valores comunes con otros grupos étnicos. Valora la actitud  de amor de aquella madre por su hija enferma y la confianza en que incluso en alguien ajeno a su grupo podía encontrar la curación. Así lo expresa Jesús: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas», reconociendo así que los valores humanos y la relación con lo divino no es monopolio de ningún grupo. El condicionamiento cultural que tiene Jesús como judío, es superado por su hondura humana, su calidad espiritual.
  3. Las comunidades a quienes enseña y con quienes comparte  Mateo viven, de manera similar al propio Jesús compartiendo espacio geográfico con otros grupos cananeos antagónicos. Los motivos de confllicto y distanciamiento afectivo son muchos. El relato del evangelista les sirve también a ellos para empezar a superar una religión nacionalista, una visión de Dios atada a cultura y tradiciones israelitas y acercarse más al descubrimiento de quien Jesús consideraba por igual su Padre y el Padre de todos, que es también descubrimiento de una fraternidad que rompe fronteras, muros, exclusiones.
  4. No hay que hacer mucho esfuerzo para saltar del descubrimiento de las comunidades mateanas al que nuestras propias comunidades cristianas del siglo XXI tenemos planteado como reto: descubrir la prioridad de los valores y las necesidades humanas , y en ellos el encuentro con Dios, más allá de las paredes de los templos, de las ortodoxias doctrinales, y de los clericalismos en los que tantas veces se les ha querido amarrar.Ω
NOTA. Especial recuerdo al Obispo Pedro Casaldáliga. De quien se puede decir "Fue un pastor ejemplar, un valiente profeta, un poeta de gran altura y un místico de los ojos abiertos. Destacó por permanecer decididamente del lado de los indígenas y los peones, expulsados de sus tierras por el avance del latifundio" (Leonardo Boff),

Comentarios

  1. Muy atinada esta reflexión para el momento en que vivimos. El que tenga oídos, oiga.

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