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Bautismo de Jesús: el símbolo de pasar de nuevo el río

Lect.: Isaías 42:1-4, 6-7; Hechos 10:34-38; Lucas 3:15-16, 21-22


  1. ¿Quién era ese Juan, al que el libro de Lucas, en el texto de este domingo, presenta bautizando a Jesús de Nazaret? Y ¿qué es eso del “bautismo” que recibe éste? Por lo general, damos por supuesto que, en este como en otros casos,  ya sabemos las respuestas correctas, pero, lamentablemente lo que solemos saber son repeticiones de 3ª y 4ª mano, repetitivas de viejas lecciones de catequesis y que nunca nos hemos puesto a cuestionar ni a profundizar. De Juan el Bautista estamos acostumbrados a escuchar que era “el precursor” del Mesías y que las primeras comunidades cristianas  y la Iglesia posterior lo consideran como el “último de los profetas del AT”, es decir, último representante de las tradiciones y enseñanzas judías anteriores al nuevo movimiento y nueva espiritualidad que se desarrollarán dentro del judaísmo con la predicación de Jesús. Una especie de “puente” entre lo Antiguo y lo nuevo que permite conectar la Buena Nueva con la anterior herencia religiosa. Eso, más o menos entendido, lo hemos oído muchas veces pero, ¿quién y cómo era en concreto este hombre? 
  2. Tanto por lo que se desprende de las citas evangélicas, como por las referencias del historiador judío Flavio Josefo, puede deducirse que Juan fue un predicador de crítica radical frente a la sociedad de Israel de entonces. Los términos fuertes que emplea al hablar, y su anuncio de la proximidad de una transformación con fuego y Espíritu Santo, permiten ver que  Juan se enfrentaba y no aceptaba los vicios del poder, y las prácticas de corrupción e injusticia llevadas a cabo por los grupos dirigentes, políticos, económicos y religiosos de Israel. “Raza de víboras”, los llamaba, entre otras cosas. Al establecerse en la orilla del Jordán, a quienes se sentían atraídos por su predicación y modo de vida y se agrupaban en torno suyo, Juan les invitaba a sumergirse en el Jordán. Esta invitación era un llamado a purificarse interiormente de todas las malas prácticas de la dirigencia de Israel, pero apuntaba, además, a un gesto simbólico de pasar de nuevo el río y de reiniciar la toma de la tierra prometida, como lo había hecho Josué, siglos antes, para que fuera un don “de leche y miel”, no para unos pocos, sino para todo el pueblo de los hijos e hijas de Dios. 
  3. Es, entonces, muy significativo que sea de manos de este profeta rudo y radical que Jesús decida recibir un bautismo. Es más,  si lo pensamos un poco, este hecho no deja de ser chocante. Porque al participar en el gesto simbólico de Juan, Jesús se está apuntando, de alguna manera, a esa línea, a una misión y a un modo de vida, también de enfrentamiento radical con el modo de vida dominante en Israel, también de crítica a los falsos valores que regían aquella sociedad, y se está comprometiendo con la construcción de nuevas formas de relación humana que permitan la convivencia en justicia y fraternidad.
  4. Si es este hombre a quien Jesús decide unirse, se va entendiendo mejor qué significa el hacerse bautizar por  Juan. El problema que se suele presentar para nosotros, a la hora de leer los evangelios es que los leemos a la inversa, por así decirlo. En vez de entender lo que nos dicen e iluminar así nuestras prácticas religiosas actuales caemos en la tentación de partir de estas para entender los hechos de la vida de Jesús. Así sucede, por ejemplo, con la palabra bautismocuando nos topamos con ella en las páginas de los evangelios, como tantas otras del ámbito religioso que, o bien han perdido todo sentido para nuestro mundo moderno, por un rutinario ritualismo de nuestras iglesias, o bien es fácil que distorsionemos su sentido porque tendemos a interpretarla con el término y la práctica ritual que constituye el primer sacramento de iniciación en la Iglesia católica. Entonces nos resulta cómodo pensar que cuando Lucas nos dice que Jesús fue bautizado, se refiere a algo parecido al sacramento que nosotros hemos recibido. Incluso un poco se piensa a veces, de que Jesús “se bautiza” como para darnos ejemplo de que también nosotros tenemos que bautizarnos. Por eso, lo primero que tenemos que hacer, para entender el mensaje del texto y fiesta de hoy, es sacudirnos los pre  - juiciosy pre - comprensionesque tenemos y no pretender aplicar nuestras prácticas actuales, a menudo muy rutinarias, a este episodio de la vida de Jesús. Así podremos preguntarnos, ¿qué significa ese “bautismo” de Cristo, por inmersión en el Jordán? Ya lo anticipamos al describir la práctica de Juan y afirmar que se trataba de una purificación interior de todas las malas prácticas de la dirigencia de Israel, —simbolizada por la limpieza exterior, pero apuntaba, además, a un gesto simbólico de pasar de nuevo el río y de reiniciarla toma de la tierra prometida
  5. No dejará de chocarnos, —pero espero que será para bien—, entender de esta manera el “bautismo” de Jesús en el Jordán. Pero debe empujarnos a redescubrir el sentido de la vida de Jesús, el descubrir que desde el momento en que inicia su misión, Jesús toma decisiones muy serias al hacer suyo simbólicamente lo esencial del camino del Bautista y que al tomar esta decisión, el evangelista Lucas deja oír la aprobación de Dios que afirma que está engendrándolo como hijo al emprender esa forma de vida. Esta le plantea un compromiso orientado a cambiar la escala de valores dominante en Israel,   a solidarizarlo desde el inicio de su predicación con los pobres y excluidos de Israel. Iniciará este compromiso del bautismo, también pasando simbólicamente “al otro lado del Jordán”, no quedándose en el desierto, ni apuntando a visitar Jerusalén, sino realizando su predicación en las aldeas de Galilea, entre los campesinos y pescadores que ahí habitan, desfavorecidos por las estructuras de poder de aquella sociedad que había distorsionado la voluntad de Dios sobre una “tierra prometida” para beneficio de todos.Ω


Comentarios

  1. Anónimo11:19 a.m.

    muy interesante Jorge arturo nos hace pensar en lo que significa el bautismo en la misión, en la visión que debemos tener de la vida.

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