Ir al contenido principal

2º domingo de cuaresma

Lect.: Génesis 12,1-4ª; II Timoteo 1,8b-10; Mateo 17,1-9

  1. Qué difícil nos resulta descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos! Dicho de manera más general, que  incluya también a quienes no son creyentes, qué difícil descubrir la presencia del Bien en medio de experiencias que consideramos negativas, de destrucción, de perdidas, de enfermedad o de muerte. Nuestra actitud humana normal, cuando estamos en un apuro, en un sufrimiento, en el dolor de una separación o de lo que vemos como un fracaso, es la de gritar del fondo de nuestro corazón pidiendo auxilio, y en la actitud cristiana, pedir que Dios nos libre de este mal que nos ahoga. Es lo normal. Lo que se nos hace difícil en esas circunstancias, es descubrir la luz en medio de la oscuridad, la verdad a través del error, la paz, el amor en medio de conflictos o tensiones. Ciertamente, nuestra percepción de las cosas es corta, muy inmediata y muy limitada.
  2. Cuando nos topamos con este relato del evangelio, que nos describe a esos tres discípulos deslumbrados por una percepción extraordinaria de lo que era Jesús, tenemos que entender que lo que se nos quiere expresar no es tanto un acontecimiento histórico, que tuvo lugar en un momento dado sino, más bien, con metáforas de luminosidad, de vestidos blancos y de voces del cielo el texto nos refiere a un momento de madurez espiritual, de crecimiento al que llegaron estos tres discípulos a lo largo de su vida y que les permitió descubrir, más allá de los hechos cotidianos en su relación con Jesús, más allá de las apariencias normales y corrientes de aquel obrero de Nazaret, la presencia, el rostro mismo de Dios. Ahí donde los vecinos solo habían visto al “hijo del carpintero”, ahí donde otros discípulos se habían sentido escandalizados por la palabras o el comportamiento de Jesús, ahí donde los sumos sacerdotes, dirigentes políticos y parte de la muchedumbre, solo podía ver a un reo que pagaba sus delitos en la cruz, o un predicador alborotero y soñador, estos tres discípulos crecieron interiormente y llegaron poco a poco, y sobre todo después de la Pascua, a descubrir trasparentada en Jesús la presencia luminosa de Dios en la vida de aquel joven judío y en sus propias vidas.
  3. Este crecimiento espiritual que recorrieron Pedro, Santiago y Juan, es el mismo en el que todos nosotros hemos sido iniciados y en el que somos invitados a avanzar. San Pablo nos recuerda en 1 Cor 13: 18 que ahora vemos oscuramente, como en un espejo, pero que llegará el momento en que conoceremos a Dios como hoy somos conocidos por él. Y en 2 Cor 3, 18 dice también Pablo que todos nosotros, que “con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa imagen cada día más gloriosos; así es como actúa el Señor, que es Espíritu”.  Esa es la extraordinaria meta de nuestra vida, no solo llegar a descubrir la presencia de Dios en todas las cosas de la creación y en las situaciones de la historia de cada uno de nosotros, sino llegar a transformarnos plenamente en imagen del mismo DiosΩ.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

TRES REFLEXIONES PARA RECUPERAR EN LA "FIESTA DE LA TRINIDAD"

  Al repasar mis reflexiones de los últimos años sobre la "celebración de la Trinidad", me parece valioso recuperar, entre otras, las siguientes. La primera,  que l a experiencia nos enseña lo inadecuadas que son las solas palabras para expresar nuestros mejores sentimientos y nuestras profundas convicciones.  En realidad, es algo que ya antes sabíamos que pasaba sobre todo cuando tratábamos de compartir la alegría sentida, el disfrute de la vida, la intensidad del amor… Y es algo que deberíamos también haber constatado al meternos a “hablar de Dios”, porque detrás de esa palabra, ese nombre, “Dios”, tocamos la realidad más profunda de nuestro ser, de nuestra persona, de esa realidad que está en cada uno de nosotros pero que es más grande que nosotros. Lo normal, entonces, es que el lenguaje verbal siempre se quede corto y nos deje insatisfechos. L o primero que aportó la Buena Nueva fue la oportunidad, no de aprender una verdad teológica , sino de vivir la  experien...

Domingo de Pascua

Lect.:  Hech 10: 34-43; Col 3: 1-4; Jn 20: 1-9 Cuando decimos que para los cristianos la fiesta de la Pascua es el acontecimiento central de nuestra vida , afirmamos que estamos hablando de algo de lo que no es fácil hablar . Nos referimos al momento culminante de la vida de Jesús, de la vida de sus primeros testigos y de nuestra propia vida . ¿Cómo poder expresar ese momento culminante de manera fácil? ¿Cómo encerrar en palabras humanas unas realidades, vivencias que tocan lo más íntimo de nuestro ser y del ser de Jesús ? Durante muchos años hemos leído y meditado los relatos evangélicos de la resurrección y probablemente nos hemos quedado pegados en los detalles con que sus autores intentaron comunicar lo incomunicable. La resurrección de Jesús no es la vuelta a la vida en este mundo de un cadáver . Y, sin embargo, por las limitaciones del lenguaje, si los leemos literalmente, los relatos sobre la tumba vacía, sobre las apariciones a María Magdalena,...

CELEBRANDO LA ASCENSIÓN, ¿SE TRATA DE UNA "SUBIDA"?

 Se supone que uno de los propósitos de las fiestas litúrgicas es pedagógico. Se trataría de desglosar diversos aspectos del mensaje evangélico para facilitar su comprensión. Y se suponía también que al asociar cada aspecto del mismo a un "episodio" o dimensión de la vida de Jesús, esto daría más vitalidad y dinamismo al anuncio de la Buena Nueva. No sé en que medida esto se logró en siglos pasados, pero me temo, desde hace tiempos, que hoy en día" el modo de realizar la celebración litúrgica más bien desorienta la formación en la fe de los creyentes contemporáneos. En vez de una comprensión progresiva del Mensaje se produce una fragmentación del mismo y una pérdida de visión de conjunto y, al mismo tiempo, al asociar cada "fragmento" a recuerdos de diversos momentos sucesivos de la vida de Jesús, se crea la impresión de que se está intentando construir y reproducir un resumen biográfico de ésta. Un paso más y caemos en una lectura literalista y fundamentalista...