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3er domingo de Pascua


Lect: Hech 5:27 b - 32. 40 b  - 41; Apoc 5: 11 - 14; Jn 21: 1 - 19

  1. Como hemos venido diciendo, estos relatos en torno a la Pascua son de carácter simbólico, porque tratan de comunicar una experiencia interior de los primeros discípulos, experiencia que no se puede transmitir con conceptos o descripciones de hechos físicos ordinarios. Los símbolos, en cambio, ayudan a cada uno a abrirse a un nivel superior de entendimiento, en el que se puede experimentar la vida real en toda su profundidad.
  2. Precisamente, en el relato de hoy  se quiere subrayar el contraste entre la manifestación de Cristo y la dificultad  de los discípulos para captar lo que él manifiesta.  Se contrapone la oscuridad de la noche, cuando habían estado pescando sin éxito, y la luz del amanecer, cuando Jesús se aparece y fructifican sus esfuerzos. Se contrapone también a Jesús hablándoles, dejándose ver, con la incapacidad inicial de ellos de reconocerlo. Pega este episodio con muchos otros textos del evangelio y de las cartas de Juan, donde constantemente se hablaba de Jesús manifestando de diversos modos la gloria del  Dios que habita en él. Así, por ejemplo, en las bodas de Caná o en la curación del ciego de nacimiento, el evangelista dice que Jesús realiza aquellos signos para manifestar la gloria de Dios. ¿ Qué quiere decir esto? El mismo autor en la 1a carta de Jn, 1:2 y 4:19 nos dice, resumiendo  la existencia terrena de Jesús, que con esa Carta nos anuncia la vida del eterno, la que estaba de cara al Padre y se manifestó a nosotros.  Y luego añade, el amor de Dios se hizo visible entre nosotros en esto, en que Dios envió a su hijo a nosotros para que tuviéramos vida.
  3. Ese reconocimiento es el que los discípulos tardan en tener porque, como nosotros también, al principio tienen la tendencia a pensar en Jesús como un hacedor de milagros más, de hechos  portentosos, o en maestro de doctrinas de verdad, que compite con otros maestros, pero les costaba a los primeros discípulos y a nosotros reconocer lo más sencillo, lo que debería ser más evidente, que en Jesús se manifiesta, aparece, la Vida, con mayúscula, la vida humana plena. Y que por eso, en él se nos revela lo que es nuestra propia vida, como flujo de la misma vida de Dios, para compartirla con muchos más. Cuando Jesús se manifestaba en sus gestos, sus acciones, durante su tiempo terreno, lo que estaba manifestando era a Dios, el amor, la vida. En la resurrección llegamos a la manifestación última de esa plenitud, de la potencialidad de la Vida en la condición humana. Lo que se nos invita a reconocer es que el amor de Dios, la vida del Eterno, sigue haciéndose visible en cada uno de nosotros, para vida de todos. Ese es el sentido de nuestra existencia.Ω

Comentarios

  1. Dos impresiones me han dejado este comentario al evangelio. Una más profana, y relacionada con la forma en cómo hacemos ciencia en el ámbito social y económico y otra más espiritual, relacionada precisamente con esa visión del Jesús de milagros versus el Jesús de vida.
    Por un lado, y a pesar de lo mucho que hemos discutido sobre este tema en el grupo de reflexión, me llamó profundamente la atención el énfasis en el carácter simbólico de las escrituras que permite transmitir algo que va más del conocimiento o vivencias enteramente físicas y que son al mismo tiempo muy reales. Digo esto porque muchas veces desde el ámbito del conocimiento científico-positivista se insiste mucho en apegarse a los hechos concretos, objetivos y comprobables para "entender" un problema específico y con ello la realidad. En el campo de las ciencias sociales, y la economía que es mi ámbito de acción, creo que muchas veces intervienen elementos que van más allá de elementos concretos y muchas veces los fenómenos involucran elementos que van más allá de la compresión racional-materialista. Solo para poner un ejemplo, los autistas, que son las personas que, entre otras cosas, no pueden entender el carácter simbólico o metafórico de muchas interacciones sociales, terminan por no entender cómo funciona realmente los procesos de socialización y los fenómenos sociales en general, quedando la margen de la interacción social por incomprensión.
    Dentro de la economía, creo que muchas veces nos pasa algo similar, y terminamos como decía un profesor, “yéndonos por las finta” y terminar engañados al intentar comprender muchos de los fenómenos económicos, sin echar mano a otros elementos muy reales pero no tan materialmente objetivos y concretos.
    Por otro lado, hace uno días comentaba con familiares el enfoque que muchas veces se da a la religión en relación a cuanto “milagro” salta a relucir. Estos hechos “sobrenaturales” son motivo de efervescencia, comentarios y hasta peregrinajes y generalmente se justifican en relación a personas que de verdad tuvieron fe y fueron recompensados por Dios con el milagro. Lo anterior con el corolario implícito de que entonces, a las muchas otras personas que no les ocurre un “milagro” o una “sanación” no nos igual de creyentes que los otros y Dios no los escucha tanto como a otros.
    El verdadero sentido del mensaje de Jesús, me parece va mucho más allá de eso, y tiene que ver precisamente con la vivencia de la plenitud de la vida en lo cotidiano, en el día a día, en la sencillez de la vida y la relación con nuestro prójimo, no en lo sobrenatural o milagroso, que puede ser tan lejano para la mayoría de nosotros.

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  2. Edwin, los temas que destacas, a propósito de la homilía, valen la pena desarrollarlos y profundizarlos. En lo que llamás plano "profano", queda abierta la discusión y análisis sobre los instrumentos que emplea la economía para comprender su campo de estudio. No lo podemos tratar aquí, pero saldrá de una forma u otra en un par de temas del blog "Menos de lo mismo". Esperemos a entonces. - Lo que en este otro blog de homilías se nos pone a consideración son varios subtemas: 1) Lo que entendemos por "experiencia de Dios", 2) cómo se conoce y cómo se expresa, 3) los diversos niveles del conocimiento humano, y diversas dimensiones o niveles de la realidad a las que corresponden. 4) lecturas de los evangelios: literalismo, fundamentalismo, interpretación de géneros literarios: parábolas, alegorías, metáforas, símbolos… En la predicación directa este domingo usé una comparación que Amando utiliza a menudo, el conocimiento estético y su expresión en la poesía, en el arte. Nos lleva a dimensiones de la realidad que no se reduce a hechos "físicos", "tangibles". Pero que son reales.-- Seguimos.

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