Lect.: Amós 7, 12-15, Efesios 1, 3-14, Mc 6: 7 – 13
1. Varias
cosas llaman la atención del pasaje de Mc de este domingo. La primera, la capacidad
de Jesús no solo para no desanimarse, sino para que los aparentes fracasos los tome como un mayor estímulo para continuar
con su proyecto. El domingo pasado lo veíamos rechazado en su patria chica,
por su propia familia y sus conocidos. Tiene que estar muy convencido y animado
por una fuerte esperanza para no echar para atrás y decidir expandir su misión,
recorriendo otras aldeas y llamando incluso a los doce a compartir su tarea.
2. El
segundo detalle que llama la atención es el contenido y la forma como envía a
los apóstoles a anunciar el reino de Dios. Es llamativo porque no les da instrucciones sobre los
contenidos de la predicación, no les indica cuáles verdades deben enseñar, ni
en cuáles principios morales deben insistir. Todo el énfasis está en cómo deben presentarse y en cuáles sus actitudes con la
gente. Pareciera que quiere dejar claro que el reino de Dios, el Evangelio, se anuncia, ante todo, con un modo de
vivir y no como una colección de doctrinas, discursos y mandatos. Para Marcos, el evangelio es la buena nueva
del Dios que actúa y salva, y este Dios se muestra en la vida misma de Jesús y de su comunidad de discípulos.
3. Y
el modo de vida que trasluce esa Buena Noticia, se caracteriza, en esta
descripción de Marcos, por la sencillez,
el desapego o libertad de toda atadura,
la confianza mutua y la práctica comunitaria de la predicación.
Este estilo de vida es el que da “poder”
para eliminar todo “espíritu impuro”, todo “demonio” o fuerza negativa
que somete y destruye al ser humano. Es el que da salud, en el sentido más
profundo. La sencillez y desprendimiento se asocian en este texto con el modo
de vestir y con la despreocupación por el dinero y la acumulación de medios. Se
relaciona también con la confianza en que van a ser acogidos, en que hay un
modo de dar que genera entrega por parte de los otros. El carácter comunitario
de la misión, —significado en el envío de dos en dos— excluye prácticas individualistas, de
francotiradores. Supone también otra forma de confianza mutua, y de sugerir que
nadie tiene monopolio del mensaje.
Quizás el paso de los
años, de los siglos para la Iglesia, y con ello la influencia exterior de
sociedades que privilegian el poder de dominación económica y política, ha
hecho desvanecerse este claro instructivo del evangelio de Marcos y nos ha
hecho creer a los cristianos, que el reino de Dios, el evangelio se puede
construir por la fuerza, por imposición, con apoyos políticos y jurídicos y con
una participación en el éxito económico. Nada más erróneo. Equivale a caer en
la trampa de no solo no poder expulsar los “espíritus malignos” , las fuerzas
del mal, sino más bien, ser atrapados por ellas. Bienvenido este texto de
Marcos que nos permite recordar de manera fresca lo que significa evangelizar.Ω
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