Ir al contenido principal

Domingo de Ramos

Domingo de Ramos, 28 de mar. de 10
Lect.: Is 50: 4 – 7; Flp 2: 6 – 11; Pasión según Lc 22 – 14. 23: 56

1. Hay un texto que aparece en los relatos de la Pasión como expresión de una de las burlas dirigidas a Jesús en la cruz. En lo esencial es el desafío que se le hace: si eres el Hijo de Dios, baja de esa cruz, —sálvate, dice Lc. Esta frase nos puede servir de pista para adoptar una actitud distinta al leer y recordar una vez más la pasión y muerte de Jesús en la semana que comienza. Detrás de la burla parece reflejarse una manera muy frecuente que tenemos los humanos de entender a Dios. Según esa visión Dios no puede estar en el sufrimiento, en el dolor y en el fracaso. Y este tipo de acontecimientos parecen desafiar nuestra fe en Dios. La burla del que le cuestionaba al pie de la cruz contrasta con la actitud del propio Jesús quien, aún en medio de la tortura y la agonía, aún rodeado de tiniebla, abandono y silencio, es capaz de entregar su espíritu en manos de Dios.
2. Se nos está invitando, pues, a descubrir en la pasión y muerte de Jesús un camino espiritual para morir a formas equivocadas de entender a Dios y de morir, sobre todo, a ese egocentrismo que nos amenaza a lo largo de nuestra vida, y que fabrica incluso imágenes falsas de Dios, viéndolo como un ser que está a nuestro servicio liberándonos de obstáculos y sufrimientos. Cuando tradiciones cristianas, entonces, dicen que Jesús muere “para redimirnos de nuestros pecados”, no hay que entenderlo entonces al modo pagano como si Dios estuviera exigiendo la sangre del Hijo como pago de deudas pendientes. Más bien esa muerte de Jesús es la actitud coherente de todo un modo de vida desprendida, de servicio, llevada hasta el final, con la que se nos revela nuestra propia posibilidad de liberarnos de nuestro falso yo y de nuestra falta manera de representarnos a Dios, que nos impiden abrirnos a la plenitud del amor. Con esta perspectiva podemos emprender la celebración de los acontecimientos de esta semana.

Comentarios

  1. Envie mi comentario a Jorge, dado que no fue posible publicarlo por este medio. Esto es un nuevo intento

    ResponderBorrar
  2. Comentario
    La manera de abordar el texto del Domingo de Ramos, me parece, dentro
    de lo que usalmente se estila, novedosa y muy interpeladora a
    cualquier personas que lo lee o escucha. Contrasta eso con las
    procesiones de este día, que hacen incaie en un Señor humilde pero
    triunfante, que tiene el dominio de todos los hilos, que sabe lo que
    va a pasar y tiene todo controlado.

    Siempre vemos la muerte de Jesus, como la realizada por nuestros
    pecados y producto de un Dios sanguinario que lleva a su hijo al
    calvario. Esta visión me parece que habría que desterrarla del
    cristianismo, auunque refleje un poco el lenguaje utilizado por Pablo
    que tanto daño causa en los creyentes. Crea una sensacion del
    "pobrecito el Señor" y una actitud pasiva del cristiano. Siempre visto
    el pecado como algo que no tiene que ver con la vida en su totalidad
    sino en aquello relacionado con la moral y costumbres

    No la vemos como la consecuencia lógica de una opcion de vida y mucho
    menos que esa opcion de vida ha sido de manera constante y permanente,
    morir al ego.Siempre creemos que lo que pensamos de nosotros, de cada
    uno, eso es la realidad, vivimos dominados por nuestros pensamientos.

    Parece que el camino es una constante liberacion interior, que nos
    hace actuar de manera diferente y que va generando cambios en nuestro
    entorno. Un viaje de ida y vuelta.
    - Mostrar texto citado -

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

TRES REFLEXIONES PARA RECUPERAR EN LA "FIESTA DE LA TRINIDAD"

  Al repasar mis reflexiones de los últimos años sobre la "celebración de la Trinidad", me parece valioso recuperar, entre otras, las siguientes. La primera,  que l a experiencia nos enseña lo inadecuadas que son las solas palabras para expresar nuestros mejores sentimientos y nuestras profundas convicciones.  En realidad, es algo que ya antes sabíamos que pasaba sobre todo cuando tratábamos de compartir la alegría sentida, el disfrute de la vida, la intensidad del amor… Y es algo que deberíamos también haber constatado al meternos a “hablar de Dios”, porque detrás de esa palabra, ese nombre, “Dios”, tocamos la realidad más profunda de nuestro ser, de nuestra persona, de esa realidad que está en cada uno de nosotros pero que es más grande que nosotros. Lo normal, entonces, es que el lenguaje verbal siempre se quede corto y nos deje insatisfechos. L o primero que aportó la Buena Nueva fue la oportunidad, no de aprender una verdad teológica , sino de vivir la  experien...

Domingo de Pascua

Lect.:  Hech 10: 34-43; Col 3: 1-4; Jn 20: 1-9 Cuando decimos que para los cristianos la fiesta de la Pascua es el acontecimiento central de nuestra vida , afirmamos que estamos hablando de algo de lo que no es fácil hablar . Nos referimos al momento culminante de la vida de Jesús, de la vida de sus primeros testigos y de nuestra propia vida . ¿Cómo poder expresar ese momento culminante de manera fácil? ¿Cómo encerrar en palabras humanas unas realidades, vivencias que tocan lo más íntimo de nuestro ser y del ser de Jesús ? Durante muchos años hemos leído y meditado los relatos evangélicos de la resurrección y probablemente nos hemos quedado pegados en los detalles con que sus autores intentaron comunicar lo incomunicable. La resurrección de Jesús no es la vuelta a la vida en este mundo de un cadáver . Y, sin embargo, por las limitaciones del lenguaje, si los leemos literalmente, los relatos sobre la tumba vacía, sobre las apariciones a María Magdalena,...

CELEBRANDO LA ASCENSIÓN, ¿SE TRATA DE UNA "SUBIDA"?

 Se supone que uno de los propósitos de las fiestas litúrgicas es pedagógico. Se trataría de desglosar diversos aspectos del mensaje evangélico para facilitar su comprensión. Y se suponía también que al asociar cada aspecto del mismo a un "episodio" o dimensión de la vida de Jesús, esto daría más vitalidad y dinamismo al anuncio de la Buena Nueva. No sé en que medida esto se logró en siglos pasados, pero me temo, desde hace tiempos, que hoy en día" el modo de realizar la celebración litúrgica más bien desorienta la formación en la fe de los creyentes contemporáneos. En vez de una comprensión progresiva del Mensaje se produce una fragmentación del mismo y una pérdida de visión de conjunto y, al mismo tiempo, al asociar cada "fragmento" a recuerdos de diversos momentos sucesivos de la vida de Jesús, se crea la impresión de que se está intentando construir y reproducir un resumen biográfico de ésta. Un paso más y caemos en una lectura literalista y fundamentalista...