Ir al contenido principal

5o domingo tiempo ordinario

5º domingo t.o., 7 feb. 10
Lect.: Is 6: 1 – 2 a. 3 – 8; 1 Cor 15: 1 – 11; Lc 5: 1 – 11

1. Esta metáfora de la “pesca” a mí me ha hecho sentir incómodo muchas veces. Tal vez sea más exacto decir que lo que me ha incomodado es la forma como lo han interpretado y aplicado algunos predicadores y autores religiosos. Porque a menudo se aplica a una supuesta tarea de la Iglesia de “pescar” adeptos. Como si la preocupación más fuerte de Jesús fuera conseguir el mayor número de prosélitos a como haya lugar. Con variedad de anzuelos y redes. Esta interpretación incomoda porque choca con el resto del evangelio y del N.T. que enfatiza la importancia de la libertad para aceptar el mensaje de Jesús. Y, además, el enorme respeto que muestra Jesús todo el tiempo ante la persona que se le acerca, ante su iniciativa, su fe…: si quieres puedes curarte, tu fe te ha salvado… y muchos otros casos. Jamás aparece Jesús como un fundador de un movimiento, religión o iglesia, obsesivo, dogmático, que pretende matricular o conseguir la adhesión de todos, y menos aún, a base del miedo o la amenaza de que quien no se apunte con él, no tiene nada que hacer.
2. Creo que ubicándonos en el contexto general de la práctica y predicación de Jesús, podemos descubrir otra manera de entender este texto de Lc hoy. Al menos de leerlo desde otro ángulo. Podemos ver la pesca, como un término paralelo del de la cosecha. Una buena cosecha está ya para ser recogida. Pero las plantas que sean ya crecieron, se fortalecieron, florecieron y están a punto de dar fruto. Sin eso, de nada serviría las tácticas de los agricultores para obtener resultados. En la pesca milagrosa, lo que muestra en un primer plano el relato simbólico es que los peces estaban ya ahí, abundantes, preparados. Lo que Jesús hace es darle indicaciones a Pedro y a sus compañeros para que puedan recoger esos peces. Saliéndonos del nivel del símbolo uno podría pensar en que lo que Jesús sugiere es que las oyentes de la palabra, los que se apuntan con él, tienen que tener ya una preparación, un interés por el Reino, una búsqueda de Dios. Si la gente no tuviera estos rasgos, de alguna manera, no se entendería por qué tantas personas escuchan a Jesús, por qué un buen grupo lo sigue, y por qué un pequeño grupito, más íntimo se apunta a compartir su misión y su destino. Cierto que algunos o muchos lo buscarían por mero interés material, por oportunismos. Esas cosas siempre pasan. Pero si la gente se sentía atraída por Jesús es porque él con su vida, su actitud, la forma como hacía las cosas y como hablaba, los hacía vibrar. Jesús no usaba ni anzuelos —engaños—, ni redes —campañas publicitarias— para pescar incautos. La fe cristiana es una virtud de personas adultas, libres y reflexivas.
3. Hay otro detalle del relato simbólico de la pesca milagrosa, que podemos con cierta base interpretar en esta dirección. Es cuando Jesús les dice: remen mar adentro. En el lenguaje original decía, remen hacia aguas más profundas. La tarea de quienes preocupados por el Reino, quieren transmitir el mensaje evangélico, debe realizarse siempre a nivel más profundo, no al nivel de una vida superficial, “light”. Nosotros mismos, para entender de qué se trata la vida espiritual, debemos descubrir primero quiénes somos a nivel profundo. Y esto aplica en nuestra relación con los demás, y en la educación de nuestros hijos o nuestros jóvenes estudiantes. El aporte e interés del mensaje evangélico solo podrán captarlo en la medida en que descubran su nivel de mayor profundidad humana.
4. Finalmente, estirando un poco esta reflexión, se puede pegar con este evento electoral que se realiza hoy en CR. A futuro, en ese campo de la política tampoco puede verse la labor de los partidos como una técnica de anzuelos, redes y trucos de todo tipo para lograr atraer votos. Aquí también las campañas millonarias son un insulto al pueblo, sobre todo en la medida en que no aportan a la formación, la reflexión y al ejercicio de la libertad, sino a la venta de candidatos como productos comerciales. Una madurez en la fe puede ser el caldo de cultivo de una madurez humana también en lo político.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

TRES REFLEXIONES PARA RECUPERAR EN LA "FIESTA DE LA TRINIDAD"

  Al repasar mis reflexiones de los últimos años sobre la "celebración de la Trinidad", me parece valioso recuperar, entre otras, las siguientes. La primera,  que l a experiencia nos enseña lo inadecuadas que son las solas palabras para expresar nuestros mejores sentimientos y nuestras profundas convicciones.  En realidad, es algo que ya antes sabíamos que pasaba sobre todo cuando tratábamos de compartir la alegría sentida, el disfrute de la vida, la intensidad del amor… Y es algo que deberíamos también haber constatado al meternos a “hablar de Dios”, porque detrás de esa palabra, ese nombre, “Dios”, tocamos la realidad más profunda de nuestro ser, de nuestra persona, de esa realidad que está en cada uno de nosotros pero que es más grande que nosotros. Lo normal, entonces, es que el lenguaje verbal siempre se quede corto y nos deje insatisfechos. L o primero que aportó la Buena Nueva fue la oportunidad, no de aprender una verdad teológica , sino de vivir la  experien...

Domingo de Pascua

Lect.:  Hech 10: 34-43; Col 3: 1-4; Jn 20: 1-9 Cuando decimos que para los cristianos la fiesta de la Pascua es el acontecimiento central de nuestra vida , afirmamos que estamos hablando de algo de lo que no es fácil hablar . Nos referimos al momento culminante de la vida de Jesús, de la vida de sus primeros testigos y de nuestra propia vida . ¿Cómo poder expresar ese momento culminante de manera fácil? ¿Cómo encerrar en palabras humanas unas realidades, vivencias que tocan lo más íntimo de nuestro ser y del ser de Jesús ? Durante muchos años hemos leído y meditado los relatos evangélicos de la resurrección y probablemente nos hemos quedado pegados en los detalles con que sus autores intentaron comunicar lo incomunicable. La resurrección de Jesús no es la vuelta a la vida en este mundo de un cadáver . Y, sin embargo, por las limitaciones del lenguaje, si los leemos literalmente, los relatos sobre la tumba vacía, sobre las apariciones a María Magdalena,...

CELEBRANDO LA ASCENSIÓN, ¿SE TRATA DE UNA "SUBIDA"?

 Se supone que uno de los propósitos de las fiestas litúrgicas es pedagógico. Se trataría de desglosar diversos aspectos del mensaje evangélico para facilitar su comprensión. Y se suponía también que al asociar cada aspecto del mismo a un "episodio" o dimensión de la vida de Jesús, esto daría más vitalidad y dinamismo al anuncio de la Buena Nueva. No sé en que medida esto se logró en siglos pasados, pero me temo, desde hace tiempos, que hoy en día" el modo de realizar la celebración litúrgica más bien desorienta la formación en la fe de los creyentes contemporáneos. En vez de una comprensión progresiva del Mensaje se produce una fragmentación del mismo y una pérdida de visión de conjunto y, al mismo tiempo, al asociar cada "fragmento" a recuerdos de diversos momentos sucesivos de la vida de Jesús, se crea la impresión de que se está intentando construir y reproducir un resumen biográfico de ésta. Un paso más y caemos en una lectura literalista y fundamentalista...