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Epifanía del Señor: otra metáfora narrativa de la Navidad

Epifanía del Señor
Lect.: Is 60, 1-6; Ef 3, 2-3a. 5-6; Mt 2, 1-12



  1. Lo hemos dicho muchas veces aquí: la realidad de las personas, las cosas y las situaciones es muy rica y multidimensional. Por eso no todo se puede conocer o transmitir mediante explicaciones conceptuales. Especialmente lo referente al ser humano profundo o a los mejores sentimientos, los razonamientos, las explicaciones, los análisis se quedan cortos para transmitirlos. En esos casos, una de las formas de conocimiento y comunicación más ricas que pueden revelar realidades profundas, son los simbolismos, las metáforas y, como una forma de lenguaje metafórico, las parábolas. Aunque no sean narraciones históricas, los relatos simbólicos y parabólicos pueden ser verdaderos, transmitir grandes verdades, aunque hay que aprender a leerlos para quitar lo accidental, los excesivos adornos. Hay que aprender a leer estos tipos de lenguaje simbólico como hay que aprender a leer el lenguaje conceptual. De hecho, Jesús transmitió su mensaje sobre el Reino de Dios fundamentalmente por medio de parábolas. Como lo han hecho ver estudiosos del Nuevo Testamento, una parábola es una “metáfora narrativa, una narración metafórica, cuya verdad radica en su significado” (J. D. Crossan).
  2. Decíamos estas semanas atrás que en el Nuevo Testamento,  los relatos de la Navidad están construidos a base de “símbolos”, podríamos decir, de metáforas, y si a menudo no captamos el fondo del mensaje que se nos transmite y nos quedamos en lo superficial es por no comprender ese tipo de lenguaje. No se nos ha enseñado a leer los relatos de la Navidad como parábolas que las primeras comunidades, escribieron acerca de Jesús, como éste mismo narró en parábolas la realidad del Reino de Dios. Nos quedamos, como decíamos la semana pasada, en la visión navideña de “algodón de azúcar”, y los manejamos y los transmitimos a las generaciones más jóvenes, sobre todo, como en otro tiempo lo hubiéramos hecho con cuentos, historietas de duendes y hadas. Quizás por eso, al comercio y a una empresa productora de refrescos le fue tan fácil sustituir a los personajes bíblicos por ese mofletudo personaje apodado “Santa Claus” que, para muchos niños tiene más realidad y protagonismo en la Navidad que un desconocido Jesús de Nazaret. Es curioso, la fiesta navideña está ampliamente  globalizada, pero no está interiorizado su mensaje universal, a veces  ni siquiera localmente está asimilada la comprensión de lo que se trata.
  3. La fiesta de este domingo, que es parte de la Navidad, la llamamos “Epifanía” —“manifestación”— o fiesta de los Reyes Magos. De hecho por mucho tiempo se celebró la Navidad el 6 de enero y todavía es así en Iglesias de oriente. también está construida con varios símbolos. Si alrededor del siglo IV un Papa decidió establecer el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús, —que, en realidad, se desconoce— fue precisamente porque en ese día, del solsticio de invierno, se podía entender a Jesús como el sol que nace de lo alto. Esta vez, en este relato parabólico acerca de Jesús el símbolo dominante es el de la luz. Además, una luz que llega a los paganos, es decir, los que estaban fuera de la religión oficial. Y que esos mismos paganos traen.  Es muy potente el símbolo de la luz, y su contraparte, las tinieblas, y se encuentran prácticamente en todas las culturas y tradiciones religiosas a lo largo de la historia. En esta fiesta de este domingo, o de este seis de enero, está simbolizada por la estrella que guía a los magos. 
  4. Si la luz es un símbolo tan universal esto se debe, al menos, a tres aspectos que tiene este símbolo:  la luz nos da la capacidad de ver la realidad, la vida, la alegría; nos permite superar el miedo; es ayuda clave para no extraviarse, no tropezar, y evitar todos esos peligros de las tinieblas, reales o imaginados. Precisamente cuando nuestra madre nos trae a la vida, se dice que nos dio a luz. Es una expresión  elocuente.
  5. La celebración de la visita de los Magos o astrólogos de Oriente quiere, además, resaltar que a lo largo de nuestra existencia la luz puede llegar a nuestras vidas, de diferentes formas y por diferentes caminos y personas. El relato de hoy muestra cómo la luz de Dios, que nace en lo profundo de nuestra existencia puede encontrarse ligada al encuentro con extranjeros, extraños a nuestras propias tradiciones y culturas. La luz puede llegar, como en este caso, por el esfuerzo de  estudiosos. Pero también puede ser por medio de  experiencias de vida, de experiencias de otras culturas. De  cualquier modo el relato de hoy nos expresa metafóricamente que esa luz divina está al alcance de todos, de todos los que la buscan.
  6. De ahí que uno de los puntos del mensaje de esta celebración para nosotros, es que cuando en la lectura parabólica nos  identificamos con los Magos, vemos que todas las personas, en nuestro diverso recorrido, en nuestra diversidad de tradiciones, tenemos posibilidad de descubrir la realidad profunda de nuestra vida, y en ella a Dios mismo.  Pero está claro que, como estos tres personajes míticos, ese hallazgo de la luz no cae milagrosamente del cielo; es el resultado de seguir la propia motivación para buscar, y de tener el empuje de la voluntad para hacerlo y la decisión para emprender caminos nuevos, aunque nos saquen de la rutina. O precisamente por eso.Ω

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