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5º domingo de cuaresma:

 5º domingo de cuaresma,
Lect.:  Jeremías (31,31-34  ; Hebreos 5,7-9; evangelio según san Juan (12,20-33):

  1.  Probablemente el mayor tropiezo que podemos tener al leer este texto de Juan se refiere a cómo interpretar la comparación con el grano de trigo. Sobre todo al aplicarlo a Jesús, indirectamente, y a cada lector del evangelio. ¿Qué se quiere decir con “caer en tierra” y “morir” puesto como condición para dar fruto? Porque no se trata de que el evangelista nos este presentando una invitación a idealizar una vida de sacrificios, aceptando conformistamente muchos que ya nos da la vida, y añadiendo otros voluntarios  como si en eso consistiera la santidad. Esto  no resulta para nada atractivo y es muy poco comprensible. El evangelista nos invita a optar por un estilo de vida, el de Jesús de Nazaret quien, como lo dijo categóricamente, si para algo estaba entre nosotros era para que pudiéramos tener vida y vida en abundancia. 
  2. Entonces aunque esté hablando de "morir"  no se puede referir a destruir o a perder la vida humana como meta,  sino a construirla y realizarla, hasta que llegue inevitablemente el final que alcanza a todo lo creado. Sin embargo, el grano de trigo que cae en tierra sí evoca una opción de  renunciar no a la vida, sino a una manera de  vivir la vida humana que, a pesar de las apariencias, no conduce a un final feliz, sino a todo lo contrario. Se trata de renunciar a la ilusoria pretensión de que puedo construir una vida plenamente humana sin salir de mí mismo, manteniendo mi yo personal como centro de referencia y punto de llegada. Y es una pretensión que puede disfrazarse de imágenes heroicas.
  3. Dicho en términos más sencillos, el mensaje del evangelio de hoy lo que excluye son formas frecuentes en ciertas enseñanzas espirituales que apelaban a la práctica de la mortificación voluntaria,  o bien por menosprecio de la vida material, la dimensión corporal de nuestra persona, las "cosas de este mundo", o bien por pensar erróneamente que nuestro sufrimiento era necesario para convencer de nuestro amor a un Dios al que pensamos intransigente ante nuestras imperfecciones. Se trata de desviaciones que desfiguran el mensaje cristiano y que pueden llegar a constituirse, en una verdadera "neurosis cristiana", como lo indican psicólogos clínicos. Es a esas desviaciones a las que también hay que "morir".
  4. ¿De qué se trata entonces no se refiere a menospreciar la vida material, la dimensión corporal de nuestra persona, a una renuncia de cosas materiales, sino a algo más exigente y profundo. Se trata de morir a uno mismo, a eso que suele llamarse el yo, material y espiritualmente. Se trata de morir al apego a esa falsa representación de lo que somos,  no apegarse en su sentido más hondo, salvífico, a lo que es transitorio, pasajero, a una visión disfrazada de una orientación egoísta.   en realidad  está presentándonos una guía para elegir y construir un estilo, un proyecto de vida, nos llama la atención a que el apego a uno mismo es el obstáculo para llevar una vida personal fecunda, UNA VIDA QUE PARTICIPE EN LA COMUNIDAD, y en definitiva una participación plena en la vida del Eterno. Pero nuestra experiencia probablemente nos haya enseñado y que la advertencia vale también  en todos los niveles de la vida humana y no solo entendiéndola con carácter espiritual.

3. el apego a sí mismo, a  los propios intereses, a su visión de género, a sus propias ambiciones en términos de ganancia, lucro, poder,… puede llevar y lleva de hecho, a perder todo sentido del bien común, la incapacidad de comunicación y, de ahí, la imposibilidad de construir un proyecto común de vida, del aprecio por los bienes públicos, de los sentimientos y necesidades de los demás, y a amarrarse, a absolutizar esos apegos individualistas incluso a costa de la construcción de una sociedad que produzca frutos para todos y todas, en salud, en alimentación, en todo el ámbito de la economía y la política.ejemplos, donde el apego conlleva un sentido posesivo, destructor y manifiesta una actitud egocéntrica.

4. Por eso la renuncia, la muerte al apego desordenado al propio yo, individualista,  ciertamente tiene costos, rupturas, pero, también, tiene ganancias (da frutos). Prepara el 

manera individualista de ver las cosas, a sus costumbres y rutinas para actuar tanto en las actividades más sencillas como en las más complejas.

pueden producirse rupturas cuando el apego en aquellos a su propia visión generacional, a formas de los “valores” en que fueron criados les inclinan más a querer educar con “más de lo mismo” sin abrirse a descubrir lo que las experiencias de los y las más jóvenes les han enseñado a éstos a considerar como valioso para construir su propio camino en la vida.

 Este tipo de actitudes excluyentes, de una forma u otra, conducen al intento de eliminar a quienes no piensan y actúan como ellos, a quienes estorban su codicia, También en nuestros días y en nuestro país. Por eso asesinaron a Jesús de Nazaret. Este tipo de actitudes excluyentes, de una forma u otra, conducen al intento de eliminar a quienes no piensan y actúan como ellos, a quienes estorban su codicia, También en nuestros días y en nuestro país. Por eso asesinaron a Jesús de Nazaret quien, con una actitud por completo opuesta, como Hijo del Hombre, Hijo de Dios, llevó su entrega libremente hasta el final, movido por su amor incondicional, al servicio de los más pobres y excluidos, y a pesar de darse cuenta de que los poderes del Templo y políticos buscaban la ocasión para matarlo

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