Lect.: Am 6, 1. 4-7; 1ª Tm 6, 11-16; Lc 16, 19-31 Unas líneas, enviadas con retraso, para que podamos prolongar la meditación sobre el evangelio de ayer, la parábola conocida popularmente como la del “rico epulón y el pobre Lázaro”. Eso de “epulón” —según el diccionario “persona que come mucho y se regala mucho”,— no lo usamos en nuestro lenguaje habitual. Más bien esta parábola, o sus traducciones, es la que nos ha hecho imaginar quien puede ser o comportarse como un “epulón”, aunque no se trate de una historia real. Se trata de una parábola y como tal es una historieta ficticia, aunque puede contener algún elemento o personaje reales. Las parábolas son el medio principal que utiliza Jesús para transmitir sus enseñanzas, probablemente porque tienen un carácter metafórico, es decir, que apuntan a un referente distinto del contenido del relato, con el que solo tiene algún elemento semejante, pero ve ese elemento del relato como apuntando a “otra cosa”...
Reflexiones a partir del texto evangélico de la celebración eucarística de cada domingo, considerando su estudio exegético y leído desde algunos de los retos del entorno de nuestra vida actual. Bienvenidos los comentarios.