Lect.: Hech 2: 42 - 47; I Pedr 3 - 9; Jn 20: 19 - 31 Mi predicación del domingo pasado, fiesta de la Pascua, dio lugar a reacciones fuertes. Si no muchas, alguna sí bastante fuerte. Y me guío por los comentarios a mi blog de homilías escritas tan solo porque, lamentablemente, no tenemos oportunidad de escuchar las reacciones de los que vienen aquí al templo y escuchan directamente la predicación. Pero esto me ha hecho pensar, una vez más, no solo en cuál puede ser la reacción de cada uno de quienes vienen a la eucaristía ante las reflexiones que me escuchan sino, más profundamente, cuál es su reacción ante estos relatos de la resurrección . ¿Cómo los toman? ¿Cómo los interpretan? Y, sobre todo, ¿qué les dice para su vida personal hoy día? Esto último es lo más importante, sin duda, según lo dice el último párrafo del texto de Juan: "Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis...
Reflexiones a partir del texto evangélico de la celebración eucarística de cada domingo, considerando su estudio exegético y leído desde algunos de los retos del entorno de nuestra vida actual. Bienvenidos los comentarios.