Lect.: Hechos 9:26-31; ; I Juan 3:18-24; Juan 15:1-8 En proclamas de algunos de los hermanos cristianos separados, y también incluso en algunos sectores católicos muy conservadores, hemos escuchado recientemente, durante la pasada campaña electoral llamadas a “ conquistar para Dios ” los espacios del poder político, del poder económico, de la cultura y de la educación, principalmente. Estas proclamas se han enarbolado con una actitud militante que entiende que esa “ conquista para Dios ” se traduce en garantizar que el nombre de Dios esté presente en leyes, en actos oficiales, en las aulas, en espacios públicos y, en fin en toda la estructura y organización de la sociedad. Mientras que grupos neopentecostales definen esta tarea como una “ conquista de espacios para Dios ”, otros, sobre todo católicos "viejos", con mentalidad de otras épocas, piensan en “ cristianizar la sociedad ” o utilizaban la expresión de “defender valores cristianos tradicional...
Reflexiones a partir del texto evangélico de la celebración eucarística de cada domingo, considerando su estudio exegético y leído desde algunos de los retos del entorno de nuestra vida actual. Bienvenidos los comentarios.