Lect.: I Reyes 3:5, 7-12; Romanos 8:28-30; Mateo 13:44-52 No debería ser extraño que Salomón, —lo dice la primera lectura—, no le pidiera a Dios ni riquezas, ni larga vida, ni la muerte de sus enemigos , sino únicamente sabiduría, capacidad de discernimiento para entender lo que es valioso y distinguirlo de lo que no vale. En su caso, como rey, consideró que era el mayor don que podía recibir de Dios, para poder gobernar adecuadamente, discerniendo lo que más le convenía a su pueblo. No debería ser extraño, aunque, contrastando con las que parecen ser las principales aspiraciones de tantos líderes políticos contemporáneos, sí puede resultar raro. Esa capacidad de entender lo que es valioso, en nuestro interior y en nuestro entorno, en nuestro ser y en nuestro actuar es, no solo para los gobernantes, sino también para nosotros, lo que nos hace sabios. Esa sabiduría es la que permite descubrir, “escondidos” en el campo que somos nosotros con nuestro entorno, el verdadero t...
Reflexiones a partir del texto evangélico de la celebración eucarística de cada domingo, considerando su estudio exegético y leído desde algunos de los retos del entorno de nuestra vida actual. Bienvenidos los comentarios.