Lect.: Neh 8: 2 – 4 a. 5-6- 6 – 10; 1 Cor º1: 12 – 30; Lc 1: 1 – 4; 14 – 21. En un viejo cuento que leí en alguna parte, se narra cómo los habitantes de un pueblo de la prehistoria descubren el fuego. Con unos trozos de yesca, y golpeando unas piedras para sacar chispas, logran levantar llamas. Un fabuloso descubrimiento. Ahora pueden tener luz en la noche, calor, para combatir el frío, fuego para cocinar los alimentos. Pero como querían compartir su hallazgo, envían un mensajero a otro pueblo vecino, para contarles lo que habían descubierto y como podrían ellos también repetir la experiencia con los sencillos instrumentos de piedra y yesca que están al alcance de todos. El mensajero cumplió el encargo y volvió feliz a la aldea. Pasó el tiempo y los habitantes del pueblo original se preguntaban cómo les habría ido a los vecinos con el fuego y si habrían prosperado tanto como ellos. Allá fue el mensajero a averiguar. A su regreso, les cuenta con cara triste a sus ...
Reflexiones a partir del texto evangélico de la celebración eucarística de cada domingo, considerando su estudio exegético y leído desde algunos de los retos del entorno de nuestra vida actual. Bienvenidos los comentarios.