Fiesta del Corpus Christi, 26 de junio de 2011 Lect.: Deut 8, 2-3.14b-16 a; I Cor 10, 16-17; Jn 6, 51-58 1. Tenemos que preguntarnos de nuevo sobre este gesto que hacemos a menudo: la celebración eucarística. Vale la pena preguntárselo, porque la rutina sin darnos cuenta, por comodidad, acaba simplificando mensajes religiosos profundos, dejando sueltos o perdidos en el camino, cabos importantes. Celebrar la eucaristía en su sentido auténtico enfrenta obstáculos serios hoy día . Por una parte, porque los cambios sociales y culturales han afectado el simbolismo necesario para comprender el rito eucarístico . La comida rápida, la familia fragmentada o disfuncional, que come cada uno a su hora o con su TV propio, aislado en su cuarto o en la sala, mientras otro queda en el comedor... todo eso limita nuestra comprensión de lo que significa participar en la cena del señor, como comida comunitaria. Por otra parte , tradiciones más culturales de épocas pasadas que evangélicas, distorsionan ...
Reflexiones a partir del texto evangélico de la celebración eucarística de cada domingo, considerando su estudio exegético y leído desde algunos de los retos del entorno de nuestra vida actual. Bienvenidos los comentarios.