1er domingo de Adviento, 28 de noviembre de 2010, Lect.: Is 2: 1 – 5; Rom 13: 11 – 14; Mt 24: 37 – 44 1. La proximidad de la navidad creo que a casi todos nos cambia el ánimo. Cuando empieza diciembre, aún y con esta meteorología tan cambiante, se desatan otro tipo de aires refrescantes que nos alegran desde dentro. Incluso para quienes no creen, o creen pero no practican; o para quienes han sido atrapados por el comercialismo y superficialidad de la navidad de las compras y ventas. Para la gran mayoría estas fechas que se acercan son una época del año, por breve que sea, que necesitamos para seguir viviendo. El resto del año, ya desde la “cuesta de enero”, estará marcada por el trabajo y el esfuerzo para ganarse la vida, por los problemas y limitaciones cotidianas. Pareciera, entonces, que a cada uno de nosotros nos resulta indispensable al menos unos cuantos días de fiestas anuales, para cargar baterías, para liberarse un tanto de las estrecheces de la vida cotidiana. Y la forma de ...
Reflexiones a partir del texto evangélico de la celebración eucarística de cada domingo, considerando su estudio exegético y leído desde algunos de los retos del entorno de nuestra vida actual. Bienvenidos los comentarios.