Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de marzo, 2017

4º domingo de cuaresma: luz versus tinieblas

Lect.:  I Samuel 16:1, 6-7, 10-13; Efesios 5:8-14; Juan 9:1-41 Para que no haya confusión, el evangelista pone en labios de Jesús, al inicio del pasaje de hoy, la aclaración de que este relato es un signo del enfrentamiento entre luz y tinieblas que se da en la vida humana . Se lo dice cuando sus discípulos tratan de plantear el tema de la época, de la relación entre pecado y enfermedad. Lo que al evangelista le interesa es tomar el hecho como punto de partida para una instrucción o catequesis sobre cómo las obras de Dios, que realiza Jesús, contribuyen a la iluminación de quien las contempla. Para recalcar  aún más esta idea, haciendo ver el carácter de signo de la curación, reduce el relato del milagro a apenas dos líneas, en un texto de 41 versículos. Casi todo lo dedica a una dramatización maravillosa del diálogo entre el ciego curado y los fariseos, con intervenciones de Jesús. Está claro que se trata de una instrucción para orientar la práctica de los cristianos , que surg

3er domingo de Cuaresma: desde nosotros mismos un manantial de agua viva.

Lect.: Éxodo 17:3-7; Romanos 5:1-2, 5-8; Juan 4:5-42 
 Continuando el tema de nuestra “ deificación ”, —nuestra progresiva transformación en la vida del Eterno, la vida de Dios—, el diálogo de este domingo, entre Jesús y la samaritana nos pone frente a otra afirmación que nos maravilla, si le ponemos atención. Jesús dice que en quien bebe el agua que él nos da ésta se convierte, en él o en ella, en una fuente de agua que brota para la vida eterna . Sí, al menos a mí es una afirmación que me impacta, que me hace saber que en mí mismo  existe un manantial que brota, que conduce, a la vida del eterno . Y Jesús se lo dice, en el relato de Juan, no a ninguna persona selecta, “de élite”, por decirlo así, sino a un ser humano tal cual, cargada de heridas y limitaciones. A una mujer a la que se presenta como quebrantada por varias relaciones de pareja rotas, no se dice si por viudez o por abandono. Y que, como mujer, incluso, se le tenía impedido acercarse a conversar sola con un varón,

2º domingo de Cuaresma: en camino de deificación

Lect.:   Génesis 12:1-4 ; II Timoteo 1:8-10; Mateo 17:1-9 A veces me pregunto qué nos ha pasado en la Iglesia que en gran parte de la formación y de la predicación actual pasamos por alto, —por no decir que ignoramos por completo— enseñanzas fundamentales del mensaje evangélico que fueron, sin embargo, claves para los primeros cristianos . Por ejemplo, en relación con el texto de Mateo de hoy, es imposible no pensar en enseñanzas de varios Padres de la primera Iglesia.   Uno de ellos, San Ireneo  (120-202), interpretaba lo que llamamos la Encarnación del Hijo de Dios con estas palabras tajantes: “La palabra de Dios, nuestro Señor Jesucristo, por medio de su amor trascendente , llegó a ser lo que nosotros somos para que él pudiera llevarnos a ser lo que él mismo es ”. Otro Padre de la Iglesia antigua, san Atanasio de Alejandría, lo expresaba de manera similar: “ Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios ". Y de hecho, es el propio “Catecismo Católico” actual

1er domingo de Cuaresma: en comunión con la tierra de donde procedemos

Lect.: Génesis 2:7-9; 3:1-7; Romanos 5:12-19; Mateo 4:1-11 En la primera lectura, del Génesis, con un lenguaje mitológico se representa al Creador tomando polvo, barro de la tierra para formar al ser humano. Se nos comunican así, al menos, dos enseñanzas fundamentales sobre lo que somos . Por un lado, somos una parte de la naturaleza , en comunión con la totalidad de la tierra de cuyos elementos estamos hechos y, por otra parte, somos, como la tierra, como todo el mundo material, frágiles, limitados, perecederos . Por lo primero, no podemos no amar, respetar y preservar toda la naturaleza, minerales, plantas y animales con las que compartimos una identidad fundamental. Y, al mismo tiempo, sufrimos, como todos ellos, como todo lo que compone el ecosistema, una debilidad fundamental, una carencia: nuestra condición de creaturas, no somos perfectos, no somos completos. No lo somos, pero anhelamos profundamente poder serlo . Esa es nuestra vida y las vicisitudes, desorientaciones y e