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Mostrando las entradas de agosto, 2016

22º domingo t.o. Vendiendo una falsa imagen

Lect.: Eclesiástico 3:17-18, 20, 28-29;7; Hebreos 12:18-19, 22-24; Lucas 14:1, 7-14 Creo que a la mayoría de nosotros nos choca la figura del farsante . Aquel que se presenta como alguien que no es. Y también nos choca y nos duele descubrir que, quizás, sin quererlo, hay algo de farsa en cada uno de nosotros cuando dejamos que nos traten los demás como si fuéramos lo que no somos, más buenos, más religiosos, más inteligentes, más importantes, más simpáticos, mejores amigos de lo que en realidad somos. En la sociedad en que vivió Jesús también existía la tentación de la farsa y un banquete como ese al que invitó a Jesús el dirigente fariseo era, en ese momento, un lugar apto para apantallar, para dar la impresión de que los asistentes estaban entre los protagonistas principales de la ciudad o, al menos, del barrio. Sobre todo los de la mesa principal. Y Lucas cuenta que Jesús observó, durante la comida, que algunos se las ingeniaban para colocarse sin merecerlo en los puestos p

21º domingo t.o. "No tengo que ver con los agentes de injusticia"

Lect.:    Isaías 66:18-21; Hebreos 12:5-7, 11-13; Lucas 13:22-30 En un pasaje que vimos el domingo pasado, la narración de Lucas nos hizo comprender que la Buena Noticia del Reino que anuncia Jesús, es una levadura que apunta a transformar la sociedad entera, la cultura, la economía, todo. Lc   reconoce que este reto transformador de Jesús provoca divisiones entre la gente, lo que le lleva a decir que Jesús no trae la paz, si por paz se entiende, mantener las cosas como están. Pero el sentido profundo del mensaje no lo entendemos de inmediato, no por difícil, sino porque a los oyentes de Jesús, entonces y ahora, nos bloquean formas de pensar e incluso visiones y prácticas religiosas que lo que hacen es tomar una serie de tradiciones culturales y sociales, no todas aceptables, como si fueran palabra de Dios . No lo son pero funcionan manteniéndonos en posición cómoda, de sofá, en que nos sentimos bien sin necesidad de plantearnos “grandes cambios”. Por eso se comprende, en el t

20º domingo t.o. El evangelio causa división pero genera paz con justicia

Lect.: Jeremías 38:4-6, 8-10; Hebreos 12:1-4; Lucas 12:49-53 ¿En qué quedamos? ¿Vino Jesús a traernos la paz , como decimos en el viejo canto y como interpreta también san Pablo en alguna de sus cartas? ¿O vino a provocar la división?, como dice Lc hoy? ¿Aceptamos la alabanza que hace el Sermón del Monte a los constructores de La Paz y seguimos comprometiéndonos en esa tarea, con el saludo que nos damos en cada Eucaristía? ¿Tiene sentido seguir con esas prácticas después de escuchar el texto de Lc que acabamos de escuchar? No me digan que no es para pensarlo, porque estas palabras que Lc pone en labios de Jesús son contundentes, " no he venido a traer la paz sino la división". Hay que reconocer que este texto es de los más duros del evangelio y que nos plantea un problema . Es probable que la dificultad para resolver el dilema se origine en nosotros, si no nos ubicamos adecuadamente ante el mensaje . Hay que interpretarlo, como todos los escritos evangélicos, en su

19o domingo t.o. No estar agobiados…

Lect.: Sabiduría 18:6-9; Hebreos 11:1-2, 8-19; Lucas 12:32-48 La voz del papa Francisco nos sacudía el domingo pasado, a jóvenes y a adultos, al denunciar la sutil parálisis del sofá y nos invitaba a cambiar la sociedad en que vivimos, para que no esté configurada por el modelo del "hombre viejo", por el comportamiento del rico codicioso. Pero resulta que si seguimos leyendo el capítulo 12 de san Lucas nos topamos con frases o máximas que nos sorprenden. “ No se inquieten por la vida, pensando qué van a comer, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a vestir. los paganos de este mundo los que van detrás de esas cosas. El Padre sabe que ustedes las necesitan. Busquen más bien su Reino, y lo demás se les dará por añadidura”. ¡Caramba! ¿No es esto una contradicción con lo anterior? ¿No es más bien una invitación a volver al sofá, sin preocuparnos por trabajar por el sustento?¿a extender simplemente la mano para recibir porque el Padre sabe que ustedes las necesitan? ¿