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Mostrando las entradas de diciembre, 2010

1er domingo de Navidad, Sagrada Familia

1er domingo de Navidad,26 de diciembre de 2010 Fiesta de la Sagrada Familia Lect: Ecles 3: 3-7. 14 -17 a; Col 3: 12 -21; Mt 2: 13 – 15 1. Como sabemos, todas los textos evangélicos llamados “evangelios de infancia” no tienen la intención de ser crónicas históricas del nacimiento y primeros años de vida de Jesús. Su riqueza consiste, más bien, en ser una expresión teológica de la fe de las primeras comunidades de Mateo y Lucas. Con esos relatos quieren expresar cómo veían el significado de Jesús de Nazaret. En el caso de Mt, cómo lo veía como el nuevo Moisés. De ahí los textos básicamente simbólicos de la matanza de los inocentes y de la huida a Egipto que, para los oyentes de la época, recordaban rasgos de la vida de Moisés con los que se quiere destacar la figura de Jesús. Entendiendo así las cosas, se comprende por qué en el NT no se habla de la vida de la familia de Nazaret, salvo un par de parrafitos en Mt y en Lc con la intencionalidad ya dicha. La fiesta de hoy, entonces, no

4º domingo de Adviento

4º domingo de Adviento, 19 de diciembre de 2010 Lect.: Is 7: 10 – 14; Rom 1: 1 – 7; Mt 1: 18 – 24 1. Esta mañana, mientras realizábamos nuestra larga meditación comunitaria semanal, estábamos dando vuelta y vuelta al tema del “Dios-con-nosotros”, pensando cómo acercarnos más a la comprensión de esta frase, y cómo explicarlo de mejor manera en nuestras homilías en misa. Llegó un punto en que le dije a un compañero de mi comunidad, que se trajera para inspirarnos más, una lectura de un gran maestro espiritual, el Maestro Eckhart, que es un autor que leemos con frecuencia. En cuanto se levantó este hermano para ir por el libro le oí gritar de repente. Corrí a ver lo que pasaba solo para descubrir los frutos de la imprudencia mía. La corona de Adviento cuyas cuatro velas yo había encendido una hora antes, había ardido por completo, agotando las velas, encendiendo la corona, la canasta sobre la que estaba, los manteles y las llamas empezaban ya a levantarse de la madera de la mesa de ced

3er domingo de Adviento

3er domingo de Adviento, 12 de diciembre de 2010 Lect.: Is 36: 1 – 6 a. 10; Sant 5: 7 – 10; Mt 11: 2 – 11 1. Posiblemente la escena que describe Mt hoy refleje una situación muy particular de finales del siglo I: el enfrentamiento entre los discípulos de Jesús y los de Juan el Bautista. Sabemos que incluso hasta nuestros días han llegado algunos grupos religiosos, —vinculados a la tradición llamada “Mandeísmo”— que consideran la preeminencia de Juan el Bautista sobre Jesús. Pero lo que nos interesa a nosotros como cristianos que tratamos de vivir este adviento 2010 como preparación a la Navidad, es la intención del mensaje de Mt que va más allá de ese suceso histórico. Desde ese punto de vista lo que resulta central es la inquietud de aquellos primeros cristianos que se preguntaban cómo identificar al Mesías o, dicho de otra forma, cuáles eran los signos que les permitía aceptar a Jesús como el Mesías, enviado de Dios. Para nosotros, veintiún siglos después, esa inquietud amplía la pre

2º domingo de adviento

2º domingo de Adviento, 5 dic. 10 Lect.: Is 11: 1 – 10; Rom 15: 4 – 9; Mt 3: 1 – 12 1. ¿Qué es tomarse la vida en serio? Hay muchas respuestas para esta pregunta, dependiendo de punto de vista, formación, cultura y tradición de cada uno. A Pablo de Tarso, que lo leemos casi todos los domingos, por mucho tiempo le pareció que tomarse la vida en serio, desde su perspectiva de creyente en Dios, era cumplir la Ley al pie de la letra. Y así vivió mucho tiempo. Hasta que cayó en la cuenta que eso no era el camino adecuado. Él tuvo un momento de transformación, de cambio radical en su manera de ver y vivir las cosas. A eso el evangelio lo llama un momento de conversión. Si tomarse la vida en serio hubiese sido cumplir la ley, los mandamientos, la moral, Pablo ya lo hacía y no hubiera necesitado un momento de conversión. La conversión o el cambio radical Jesús lo presenta como un paso o un proceso necesario para descubrir lo que él llama el Reino de Dios y vivir en esa realidad. El anuncio de