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Mostrando las entradas de marzo, 2010

Domingo de Ramos

Domingo de Ramos, 28 de mar. de 10 Lect.: Is 50: 4 – 7; Flp 2: 6 – 11; Pasión según Lc 22 – 14. 23: 56 1. Hay un texto que aparece en los relatos de la Pasión como expresión de una de las burlas dirigidas a Jesús en la cruz. En lo esencial es el desafío que se le hace: si eres el Hijo de Dios, baja de esa cruz, —sálvate, dice Lc. Esta frase nos puede servir de pista para adoptar una actitud distinta al leer y recordar una vez más la pasión y muerte de Jesús en la semana que comienza. Detrás de la burla parece reflejarse una manera muy frecuente que tenemos los humanos de entender a Dios. Según esa visión Dios no puede estar en el sufrimiento, en el dolor y en el fracaso. Y este tipo de acontecimientos parecen desafiar nuestra fe en Dios. La burla del que le cuestionaba al pie de la cruz contrasta con la actitud del propio Jesús quien, aún en medio de la tortura y la agonía, aún rodeado de tiniebla, abandono y silencio, es capaz de entregar su espíritu en manos de Dios. 2. Se nos está

5o domingo de cuaresma

5º domingo de cuaresma, 21 de mar. de 10 Lect.: Is 43: 16 – 21; Flp 3: 8 – 14; Jn 8: 1 – 11. 1. No hay ninguno de nosotros que no se tope diariamente con sus propias limitaciones y con las acciones imperfectas que se siguen de ese ser limitado, creatural que somos. Y, por supuesto, nos topamos con las limitaciones de todos los demás que nos rodean y que también nos incomodan. Estas experiencias que existen desde que el mundo es mundo lo desbalancean mucho a cualquiera de nosotros. Nos gustaría ya ser plenos y que los demás lo fueran. Sería maravilloso, sin duda. Pero como las cosas son como son, ¿cómo hacer para sobrevivir en una realidad personal, social y física tan imperfecta? Desde siempre, probablemente, y seguro que en todas las culturas, los humanos nos hemos entonces fabricado un esquema para poner un poco de orden en este desbarajuste de imperfección. En ese esquema simplificado nos vemos a nosotros mismos como una mezcla de animal y de espiritual, de seres que podemos hacer c

4o domingo de cuaresma

4º domingo de cuaresma, 14 de marzo de 2010 Lect.: Jos 5: 9 a. 10 – 12; 2 Cor 5: 17 – 21; Lc 15: 1 -3. 11 – 32 1. Esta parábola que cuenta Jesús, —la más larga de los evangelios— da para innumerables reflexiones. Parece clara y transparente en los mensajes que transmite, y que no hay lugar para equivocarse al captar su sentido. A pesar de eso, la tradición misma que nosotros aprendimos empieza por darle un nombre que puede confundir: “del hijo pródigo”. Confunde, porque ni el hijo menor es el personaje principal, ni el despilfarro que hace de sus bienes es comparable al derroche que hace el Padre, representando la generosidad del amor de Dios, que es el elemento central de la historieta. Incluso hay quienes comentan que más que la figura de un padre, según lo que estamos acostumbrados, ese comportamiento que simboliza el de Dios es el de una madre. Recordemos que esta parábola y las otras del capítulo 15 de Lc se las cuenta Jesús a fariseos y a letrados que lo critican por comer en la

3er domingo de Cuaresma

3er domingo de cuaresma, 7 de marzo de 2010 Lect.: Éx 3: 1 – 8 a. 13 – 15; 1 Cor 10: 1 – 6. 10 – 12; Lc 13: 1 – 9 1. Hay un texto famoso en la tradición judeo – cristiana, que aparece hoy en la 1ª lectura, que nos puede sonar a jeroglífico. Cuando Moisés le pregunta a Dios qué responderles a los israelitas cuando le pregunten por el nombre del Dios que lo envía a liberarlos de la opresión de Egipto, Dios le dice a Moisés: “Soy el que soy. Esto dirás a los israelitas: ‘Yo soy’ me envía a vosotros”. Si uno lo toma literalmente se expone a confundirse. ¿Cómo puede decirse que esto sea un nombre? Una de las principales formas que tenemos de entender esta extraña respuesta es entendiendo que lo que Dios está diciendo es que no hay ningún nombre, ningún concepto que pueda expresar o abarcar lo que él es. Soy quien soy, o seré quien seré, y punto. No pretendan encerrar en ninguna doctrina o representación humana esa realidad profunda a la que Uds. suelen llamar “dios”. Si ponemos atención e